-Has engordado, Daphne.
-Yo también me alegro mucho de verte, Margaret.
-Le han dado el Premio Alfaguara 2015 a Carla Guelfenbein.
-Me congratulo por ella, es una buena escritora.
– ¿Te “congratulas”, Daphne? Eres una cursi amanerada.
– No has mojado esta Semana Santa, ¿verdad, Margaret?
– (…….)
– ¿Te pongo un gin-tonic, mi sargento? Te tiemblan las manos.
– Sí, gracias. Yo también me alegro por Carla. Además sospecho que va a ser la última escritora agraciada con el Premio Alfaguara.
-¿Por qué dices eso, Margaret? Dale un par de sorbitos a la copa y ya verás cómo te sientes mejor.
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– Lo digo porque en Penguin Random House no son muy partidarios de estos premios. El galardón de Alfaguara venía con el paquete que compraron el año pasado y, me da a mí, que no están muy cómodos con él. Recuerda que en 2011 se cargaron el Premio de Novela Ciudad de Torrevieja (que concedía Plaza & Janés y que con un paquete de 360.000€ llegó a ser el premio mejor dotado de España). Y poco después eliminaron el Premio Jaén de novela, sobre el que dijimos alguna cosita en este blog. ¿Recuerdas?
-Recuerdo. Pero el Premio Alfaguara acerca las dos orillas, fomenta la literatura en castellano, estrecha lazos entre culturas hermanas y esas cosas que se dicen, ¿no? Además se trata de una herramienta rentable de marketing.
– He estado haciendo las cuentas, querida e inocente Daphne, y la Guelfenbein tiene que vender más de 87.500 ejemplares (a 20€ de PVP por libro) para que la editorial haga negocio (gane al menos 1€) con el premio. Y eso sin contar lo que se gastan en promoción y en producción.
– Sí, la verdad es que es una cantidad alta en los tiempos que corren. ¿De dónde sacas esa cifra, sargento?
-La ganadora se embolsa 175.000 dólares americanos y en las bases (aquí) dice: “El importe del Premio retribuye la cesión de todos los derechos de explotación de la obra premiada en cualquier forma y/o modalidad hasta cubrir su totalidad, percibiendo el autor, una vez superada esta cifra, el 10% en las ediciones en tapa dura y/o rústica, el 7% en las económicas o de bolsillo”. He considerado la paridad entre Euro y Dolar.
-Ya, pero Penguin Random House debe competir con el Grupo Planeta, que tiene todos los premios literarios importantes (Planeta, Nadal, Primavera, Fernando Lara, Biblioteca Breve, Espasa de Ensayo, Azorín…); no se pueden quedar sin ningún galardón literario.
– Me parece, Daphne, que la que necesita un gin-tonic eres tú. En Planeta, con el cambio de presidente y equipo directivo y, sobre todo, debido al gran desprestigio reciente de estos galardones, se están planteando, cuando menos, “reorganizar” los premios literarios. En breve veremos cambios sustanciales.
– Creo, mi sargento, que la tercera menopausia se te encabrona en las vísceras y te lleva a verlo todo negro.
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Carla Guelfenbein
– ¿Quieres la prueba definitiva? ¿Quieres saber de dónde saco la guinda para mi pastel de sospechas acerca de que al Premio Alfaguara le quedan dos siestas? Léete el último artículo de Ignacio Echevarría (aquí).
– No jodas, Margaret. Esta vez no puedes objetar nada a lo escrito por Nachito: denuncia con valentía los amaños de los premios literarios y critica que la editorial se gaste una pasta en fiestas mientras reduce los emolumentos de traductores y otros.
– No, si no me quejo. Lo único que digo es que Ignacio Echevarría y Claudio López Lamadrid son muy amigos. Lo son desde que en los años 80 coincidieron en Tusquets editores. Con mi amiga Miriam Tey.
– Y qué.
– Pues que si Penguin Random House, que encarga muchos trabajos a Echevarría (el último la edición de los pecios de Sánchez Ferlosio en Debate: “Campo de Retamas”), tuviera en el futuro la intención de explotar a lo grande el Premio Alfaguara para promocionar a sus autores en Latinoamérica (con ese objetivo lo creó la editorial cuando pertenecía al grupo PRISA), digo yo, Nachito no se lanzaría a morder la mano de su amigo Claudio (uno de los que más manda en PRH). Un Premio como el Alfaguara (con esos 175.000€ de importe) o lo potencias o te lo cargas; no hay término medio. Entiendo que Ignacio Echevarría sabe algo más de lo que cuenta. Pero esto, claro, es un suponer.
– Me parece que te equivocas, Margaret. Ignacio Echevarría es un buen periodista cultural y su crítica del viernes en El Cultural me parece de lo más honesta. Además, que lo sepas, es un chico muy guapo y así, tan alto y con ese pelo largo y barba de una semana, me pone. Me pone mucho.
– Con tu pan te lo comas, Daphne.
– ¿Te pongo otro gin-tonic, mi sargento?
Nota a pie de cañón: ¿Entienden por qué decimos que estamos ganando la guerra?
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